Rooney Mara (Nueva York, 36 años) no se lo pensó cuando hace tres años decidió hacer un parón en su trayectoria como actriz. “Es mucho tiempo para estar desaparecida”, reflexiona por teléfono. “Si me preocupara no me hubiera tomado tres años, pero la verdad es que no me importa cómo soy percibida”. Ella vuela libre, aparentemente ajena a los dictados de Hollywood. Pausó una carrera que, en solo siete años, había sido reconocida con un par de nominaciones al Oscar, por Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres (2011) y Carol (2015), o el premio del Festival de Cannes. En ese tiempo alejada de los rodajes solo fue vista en varias protestas contra el cambio climático o a favor del bienestar animal – “lucho porque ellos no pueden hacerlo”, dice– y acompañando a su pareja, el también actor Joaquin Phoenix, en la temporada de premios de 2020. Con él fue madre de su primer hijo, River, hace un año.
La naturaleza es una prioridad en su vida, uno de sus primeros recuerdos: “El primer olor que soy capaz de recordar es el de los caballos y las vacas en la granja que tenían mis abuelos, donde pasaba los veranos”. Aquella granja era en realidad una de las bastas propiedades de su familia: Mara es heredera de dos de las estirpes más poderosas del país, dueñas de dos de los equipos de fútbol americano más importantes. Ella nació en el elitista municipio de Bedford, pero estudió en un colegio público y, antes de probar con la actuación, se formó en psicología y organizaciones no gubernamentales.
La intérprete no tiene redes sociales, apenas concede entrevistas y su timidez la impulsa a alejarse de los focos. “¡Soy misteriosa hasta para mí!”, exclama riéndose, “no le dedico tiempo a mi personalidad pública, no tengo ningún plan maestro para parecer enigmática”. Habla despacio, haciendo una pausa antes de cada respuesta. Su agente escucha desde otra línea, cualquier pregunta personal está prohibida. Se oye llorar a un bebé de fondo y Mara se evade de la conversación. “Todo es distinto ahora que tengo un hijo, no puedo hacer las cosas como las hacía antes”. En el momento de esta entrevista está en Montreal, donde rodará Ellas hablan, junto a Claire Foy o Frances McDormand. Vuelve con fuerza y ganas y tiene pendiente de estreno El callejón de las almas perdidas, de Guillermo de Toro: “Me dio mucho miedo volver a trabajar, pero enseguida me pareció que no había pasado el tiempo”.
La promoción y la alfombra roja, en la que ha aprendido a divertirse con el paso de los años. Su relación con la moda está marcada por su pasión por la maison Givenchy, de la que es imagen de sus perfumes desde 2018. “La primera vez que vestí de la marca, para el estreno Millennium en Londres, fue mi primer gran evento de ese tipo. Estaba muy nerviosa y no me veía cómoda hasta que me puse aquel vestido de Givenchy. He llevado su ropa desde entonces, confío mucho en ellos”.
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Por SModa: Misteriosa y muy desafiante, no temió frenar su carrera en el mejor momento. Ahora es imagen de Givenchy y acaba de rodar con Guillermo del Toro. Hablamos con ella.