Según la escritora Rayo Guzmán, en su libro Screenshot, lo que publicamos en las redes sociales es una huella que persigue para siempre y que a veces tiene consecuencias extremas. Algo así le pasó a Sara Maldonado a finales de noviembre de 2020, cuando una serie de historias de Instagram la puso en “el ojo del huracán”, o “la tormenta perfecta”, como ella misma le llama.

 

Con 21 años de carrera y los primeros créditos en varias telenovelas de éxito, Maldonado era una de las actrices más importantes de la televisión mexicana, espacio que quiere recuperar ahora desde el streaming.

 

“Me encuentro en un momento muy bueno de mi vida, en el que estoy tranquila, en paz, segura y contenta de regresar con dos proyectos muy importantes. Vengo con mucha fuerza, con muchas ganas de trabajar y retomar mi carrera”, nos contó la actriz, quien está por estrenar El galán, una comedia de 12 capítulos en la que se parodia a un actor de telenovelas de los años 80, interpretado por Humberto Zurita.

 

En la producción de Star+, Sara interpreta a la psicóloga del protagonista, con quien empieza a tener una relación especial. “Se trata de una sátira a los actores de telenovelas, o sea, de nuestro trabajo y de todo lo que implica ser una estrella pasada en tiempos actuales”. También está por regresar al teatro (después de su última obra, El Cartero, en 2015), pero, lamentablemente, de este proyecto todavía no nos puede hablar mucho.

 

Un poco de contexto

“Me fue infiel”, dijo la actriz en la primera de las tres historias en las etiquetas a su novio. “¡Ayuda! Anoche mi ex @juan.sebastian.avila se c*gió a una p*ta en Tulum. Obvio quiere proteger su identidad, cualquier dato se les agradecerá. Obvio esta vieja sabía que tenía novia y le valió. Pd: Yo en casa encerrada por Covid”.

 

Poco después borró las historias, pero el escándalo ya había comenzado. “Tuve un punto de quiebra: esa es la realidad. Como dice mi terapeuta, fue una tormenta perfecta en la que hubo varios factores que hicieron que pasara todo eso”, afirma.

 

Con Juan, que no tiene nada que ver con el espectáculo, la actriz creía tener un noviazgo estable, tras un año de relación en la que había confianza, as í que se estableció en la CDMX para un proyecto, y su novio, con quien vivía en Tulum, regresó a la Riviera Maya.

 

“Todavía no me tocaba la vacuna y había mucha incertidumbre por la pandemia. Aunque me cuidaba mucho, comencé a trabajar, pero no sabía que estaba embarazada, a pesar de que lo estábamos buscando”.

 

Con sentimientos encontrados, como la emoción por su bebé y lo que implicaba para su proyecto, entró a los foros, pero inmediatamente lo perdió. “Ese fue el primer golpe”, dice Sara. “El encierro, la enfermedad, la traición y la pérdida de mi bebé fueron una olla exprés que explotó. En ese momento, prácticamente, me sentí perdida. Tuve una desesperación por expresarme y lo único que tenía era mi teléfono”.

 

Cuenta Sara que tras las publicaciones su celular no dejaba de sonar y que, además de su familia y amigos cercanos, muchas personas le sacaron a escribir. Todos ellos, dice, la sacaron de esa especie de trance en el que estaba.

 

Todo pasó en tres días: el sábado se hizo unos estudios donde se descubrió que no todo estaba bien, el domingo se internó en el hospital para un legrado, y el lunes se presentó a trabajar. Casi nadie supo lo que le había sucedido.

 

A los pocos días se contagió de Covid-19 y se tuvo que aislar todavía más. Cuenta que estaba triste, angustiada y tomaba hormonas recetadas. Pero una mañana se animó un poco, se dio un baño y se arregló para su novio, con quien había pactado hablar por Zoom. Había tenido varias llamadas de angustia y llanto, pero la actriz necesitaba tener a alguien cerca. “Yo le pedía : “por favor ven, acabamos de perder un bebé””.

 

Ya en la plática, él le empezó a contar que se había ido de fiesta con unas celebridades de Hollywood que le dieron drogas. “Y de repente me contó que me puso el cuerno, ¡por Zoom!”. Dice que sintió que su cerebro se desprogramó y entró en shock. Entonces concluyó las publicaciones polémicas. “Todavía no entiendo bien qué pasó. Era la tormenta perfecta, así que esas historias fueron mi manera de fijar mi energía”.

 

Pidió disculpas cuando se dio cuenta de lo que había publicado. “Perdón por descargar mi coraje aquí, pero no se vale que alguien que le diste todo tu amor, llegue a hacerte algo así en un momento tan vulnerable. Gracias por tu odio @juan.sebastian.avila”, escribió para después alejarse de las redes sociales.

 

Cuando se recuperó del Covid -19, empezó a trabajar de nuevo, terminó el proyecto y se volvió a Xalapa con su familia. Después del incidente no hubo más contacto con su ex, quien se había molestado mucho por las publicaciones. “Ahora que ya estoy afuera del pantano y veo donde caí, veo que lo más importante para mí es el trabajo que hice conmigo. No sé si mi ex pareja hizo algo o trabajó en sus acciones, pero yo sí”.

 

El amor y bebés

Antes que todo eso pasara hubo un primer embarazo. Era un bebé que no se esperaba pero que puso feliz a la pareja. “A las nueve semanas también én lo perdí. Fue muy difícil, pero en ese momento lo entendí porque los doctores me dijeron que el cuerpo es sabio y sabe cuándo algo viene mal”.

 

Siguieron juntos y la idea de ser papás les gustó, así que cuando la actriz estaba por cumplir 40, hace más de un año, decidió buscar un segundo bebé (que se perdió tres semanas antes de la noticia de la infidelidad).

 

“No sé si algún día vaya a ser mamá biológica. Lo intenté dos veces seguidas y creo que mi cuerpo, por lo menos ahorita, no está listo, y no sé si lo vaya a querer, lo tendería que pensar. Hay una casa hogar en Xalapa donde los niños son felices de que los vayan a visitar, y esa parte me ha ayudado a pensar que la maternidad no es solo tener un hijo biológico”.

 

En cuanto al amor, se siente algo “desprogramada” para eso, pero la ayuda psicológica la ha hecho avanzar. “Muchas veces tratamos de hacer fu ncionar a una pareja de acuerdo a lo que queremos, sin ver las banderas rojas. Las cosas no se deben forzar ni empujar. Estoy abierta a la posibilidad del amor, pero ahora mucho más atenta a las luces rojas, sin creer en cosas que no son. Ese fue el aprendizaje de todo esto”.

 

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